Salve
13 junio, 2016
“El Don de Sabiduría en Plinio Corrêa de Oliveira”
23 agosto, 2016

Revista Mes de Julio

El maestro de nuestro fundador
Año XIV, nº 156, Julio 2016

 

Sumario

 

1.- El maestro de nuestro fundador (Editorial)
2.- El primer encuentro
3.- Parte I – Inocencia, el inicio de la sabiduría – El florecimiento de la vida mística en un niño inocente
4.- Parte II – Juventud: la sabiduría puesta a prueba – Una adolescencia marcada por la lucha
5.- Parte III – Se configura la misión – La voz de Cristo para el siglo XX
6.- Parte IV – Víctima expiatoria – La gracia de Genazzano
7.- Parte V – Plenitud: “He combatido el buen combate” – Los frutos de un holocausto
8.- ¡Plinio Corrêa de Oliveira está vivo!
9.- “Mi Inmaculado Corazón triunfará”

 

 

 

El florecimiento de la vida mística en un niño inocente

 

Oyendo las narraciones de su madre, Plinio construyó para sí una noción del alma del Señor. Y enseguida fue llevado a descubrir en la Iglesia el desdoblamiento de todas las maravillas contenidas en el Sagrado Corazón de Jesús.

 

 

 

Una adolescencia cargada por la lucha

Al entrar en la adolescencia, Plinio enfrentaría sus primeras batallas espirituales para perseverar en la práctica de la virtud, ante las tentaciones propias a su edad y la brillante carrera que se le presentaba por delante.

 

La voz de Cristo para el siglo XX

Al principio de su juventud, la vida del Dr. Plinio transcurría prometedora y fulgurante. Pero la Providencia le reservaba un camino de dolorosas decepciones, estruendosos fracasos e insospechables traiciones.

 

La gracia de Genazzano

En la década de 1960 la ingratitud e infidelidad de sus discípulos llevarían al Dr. Plinio a la mayor prueba de su existencia, seguida de un insigne favor sobrenatural que lo sustentaría toda su vida.

 

Los frutos de un holocausto

En el último período de su vida, el Dr. Plinio habría de enfrentar los mayores sufrimientos espirituales y físicos, comprando de esa manera las gracias para que su obra durara hasta el fin del mundo.

 

 

 

 

Es bueno que, al final de estas reflexiones,
nuestro espíritu se detenga en la consideración de las perspectivas últimas del mensaje de Fátima. Más allá de la tristeza y de los castigos supremamente probables, hacia los que caminamos, tenemos delante de nosotros los sagrados resplandores del Reino de María: “Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”. Es una perspectiva grandiosa de la universal victoria del Corazón regio y maternal de la Santísima Virgen. Es una promesa apaciguadora, atrayente y ante todo majestuosa y apasionante. Para obviar el castigo en la tenue medida en que es evitable, conseguir la conversión de los hombres en la débil medida en que según la economía de la gracia es aún obtenible antes del castigo, para apresurar cuanto posible la aurora bendita del Reino de María, y para ayudarnos a caminar en medio de las hecatombes que tan gravemente nos amenazan, ¿qué podemos hacer? La Santísima Virgen nos lo indica: enfervorizarse en la devoción a Ella, la oración, la penitencia. Para estimularnos a la oración, revistiéndose sucesivamente de los atributos propios a las advocaciones de Reina del Santísimo Rosario, de Madre Dolorosa y de Nuestra Señora del Carmen, nos indicaba cómo le es grato ser conocida, amada y venerada mediante esa forma.

(Plinio Corrêa de Oliveira. Fátima, en una visión de conjunto. In: Catolicismo, mayo de 1967)

 

 

 

 

 

Si desea recibir mensualmente un ejemplar de la Revista Heraldos del Evangelio en su hogar puede suscribirse haciendo clic aquí: REVISTA HERALDOS

1 Comment

  1. FABIOLA AMESTICA MUÑOZ dice:

    LA SUBCRPCION DE $ 20.000 ES POR DOCE EJEMPLARES

    ATTE

    FABIOLA AMESTICA

Responder a FABIOLA AMESTICA MUÑOZ Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.