A medida que la niña hablaba, la fisonomía del hombre iba cambiando: sus rasgos se suavizaban, su mirada se volvía dulce, casi conmovido por semejante inocencia. […]
Cogiendo el abrigo, la bufanda y el sombrero, y poniéndose las botas de agua, decidió seguir a la fiel anciana. Necesitaba conocer qué fuerza impulsaba a […]