Visita del Colegio Josefino Santísima Trinidad a los Heraldos del Evangelio en Peñalolen
29 mayo, 2018
Corpus Christi
10 junio, 2018

Revista Junio- 2018

 ¿Por qué llora María Santísima?
Año XVI, nº 179, Junio 2018

Sumario


1.- Escriben los lectores
2.- Jesús y María: un solo corazón, una sola mentalidad  (Editorial)
3.- La voz de los Papas – También yo he venido como peregrino a Fátima
4.- Comentario al Evangelio –  La consanguinidad sobrenatural
5.- Lágrimas de María
6.- Santa Blandina y los Santos Mártires de Lyon –Valentía ante el dolor
7.- El encuentro con el Sagrado Corazón de Jesús
8.- Mundo real, mundo virtual
9.- ¿Por qué el Derecho y el Derecho Canónico?
10.- Testimonios – “El Maestro está ahí y te llama”
11.- Heraldos en el mundo
12.- Sucedió en la Iglesia y en el mundo
13.- Historia para niños…  Bienaventurados los
limpios de corazón…

14.- Los santos de cada día
15.- Voz misteriosa de la gracia

 


Voz de los Papas

 También yo he venido como peregrino a Fátima

Con la familia humana dispuesta a sacrificar sus lazos más sagrados en el altar de los mezquinos egoísmos, nuestra Madre bendita ha venido desde el Cielo ofreciendo la posibilidad de sembrar en nuestro corazón el amor de Dios que arde en el suyo.

 


Comentario al Evangelio – X Domingo del Tiempo Ordinario

La consanguinidad sobrenatural

 

Msgr-João-Scognamiglio-Clá-Dias

Mons. João S. Clá Dias, EP

             


Ser pariente del Mesías sería, según nuestros criterios,
una honra inigualable. Para el Hijo de Dios, en cambio, es más importante hacer la voluntad del Padre celestial que formar parte de su genealogía humana.

 


 Imágenes de la Virgen de Fátima lloran en América Central

Nueve imágenes de Nuestra Señora de Fátima, un azulejo de la Madre del Buen Consejo y una imagen de San José derramaron copiosas lágrimas en Costa Rica y en Guatemala.
Humanamente hablando, no hay explicación…

 


 El encuentro con el Sagrado Corazón de Jesús

Admirando la pulcritud de un monumento, un vitral o un órgano, el pequeño Plinio buscaba con avidez el arquetipo del cual toda esa belleza emana. Y lo encontró en su más tierna edad, mientras
contemplaba una imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

 


Historia para niños… o para adultos llenos de fé

Bienaventurados los limpios de corazón…

 

 Pedrito entró en casa cabizbajo, abatido y con cierto aire de duda,
dejando afligida a su madre. ¿Qué le pasaba al pequeño? ¿Una mala
nota? ¿Un malentendido entre amigos? O peor, ¿una regañina por
parte del P. Antonio?…

 


 

Justicia y misericordia
Una humanidad perseverante en su impiedad lo tiene todo para esperar el rigor de Dios. Pero
Dios, que es infinitamente misericordioso, no desea la muerte de esa humanidad pecadora, sino “que se convierta y viva”. Y por eso su gracia insistentemente va en busca de todos los hombres, para que abandonen sus pésimos caminos y regresen al redil del Buen Pastor.
Si no existieran catástrofes que una humanidad impenitente no debiera temer, no existirían misericordias que una humanidad arrepentida no podría esperar. Y para ello no es necesario que el arrepentimiento haya consumado su obra restauradora. Basta que el pecador, aun en el fondo del abismo, se vuelva hacia Dios con un simple inicio de arrepentimiento eficaz, serio y profundo, para que encuentre inmediatamente el auxilio de Dios, que nunca se ha olvidado de él. Lo dice el Espíritu Santo en la Sagrada Escritura: aunque tu padre y tu madre te abandonaran, yo no me olvidaré de ti. Hasta en los casos extremos en que el paroxismo del mal llega a agotar la propia indulgencia materna, Dios no se cansa. Porque la misericordia de Dios beneficia al
pecador incluso cuando la justicia divina lo hiere con mil y una desgracias en el camino de la iniquidad. Estas dos imágenes esenciales de la justicia y de la misericordia divinas deben ser constantemente puestas ante los ojos del hombre contemporáneo. De la justicia, para que no suponga temerariamente salvarse sin méritos. De la misericordia, para que no desespere de su salvación siempre y cuando desee enmendarse. Y, si las hecatombes de nuestros días ya hablan
tan claramente de la justicia de Dios, ¿qué mejor visión para contemplar este cuadro que el sol
de la misericordia, que es el Sagrado Corazón de Jesús?

Plinio Corrêa de Oliveira. Nossa Senhora do
Sagrado Coração. In: “O Legionário”. São Paulo.
Año XIV. N.º 410 (21/7/1940); p. 2.

 

 


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